Excursiones y caminatas: El Castañar del Tiemblo

Es una de las rutas típicas que habría que hacer en otoño. Aunque tiene sus sorpresitas,..., veamos,..

Para llegar al pueblo del Tiemblo desde Madrid en transporte publico se puede usar la línea 551 que parte desde el intercambiador de Principe Pío, al igual que para el regreso. Pero dado el recorrido total que hay que realizar andando, para disfrutar del paraje, lo mejor sería ir en coche privado o colectivo con destino final el mismísimo castañar, donde hay una zona de aparcamientos y para hacer comidas antes de acceder al castañar, ya que en otro caso como en el nuestro, hay que contar con tener que recorrer unos 10 km de ida y otros tantos de regreso desde el pueblo y a parte hay que contar con lo que se quiera caminar por el paraje en particular. Hay que advertir que en los accesos a la carretera que lleva hasta el castañar, el ayuntamiento de la localidad ha decidido montar un control de acceso donde se cobra por veiculo y número de personas que acceden, al menos en otoño, donde parece que la afluencia es mayor.

Partiendo a pié desde la estación de autobuses, el primer tramo desde el pueblo discurre por una pista de hormigón, rodeada de viñedos y casitas de campo, para después convertirse en pista forestal de tierra, y adentrarse en un bosque de pinos que cubre casi todo el recorrido hasta alcanzar el castañar que se encuentra más o menos en la parte más alejada del recorrido. El tramo de ida es un constante ascenso hasta un par de kilómetros antes de llegar al castañar. Una vez allí se accede al paraje a través de una pequeña verja de madera. Los recorridos en su interior pueden variar más o menos aunque atravesar todo el castañar puede suponer unas dos horas de ida y vuelta y otros 4 o 5 kilómetros extra de marcha. Como se aprecia en el perfil de alturas de nuestro recorrido, desde la estación de autobuses y su regreso terminamos recorriendo 27 km.

Hay que decir que el recorrido de aproximación y retorno es bastante tranquilo, todo lo contrario de lo que sucede en el propio castañar, cuyo recorrido se encuentra repleto de paseantes y familias con cochecito de niños incluidos.